viernes, 24 de agosto de 2012

FE. COMO SE NOS MANIFIESTA DIOS-2

 Autor: Claudio De Castro
Solía pensar que el idioma de Dios era la oración. Ese hablar amoroso y tierno con el Padre. A los años, he comprendido que estaba equivocado. La oración es el medio, como decía el padre Pío: “la llave que abre el corazón de Dios”.
Dios es amor, por tanto, el idioma de Dios, es el amor.
Si hablaras en el amor, Él te escucharía.
Hay tantos cursos para aprender otros idiomas: inglés, japonés, francés... Y vemos multitudes estudiandolos, con el afán de comunicarse.
Ahora, es tiempo de aprender el amor. Amar a Dios y al prójimo. Comunicarnos con Dios.
Los santos prefirieron estudiar y vivir el amor, este idioma insondable del buen Dios. Por eso fueron amigos de Dios. Reconocieron su Amor, en toda la creación. Hablaban con Dios, como se habla al Padre, cotidianamente, con familiaridad. Y vivían envueltos en su Misericordia y su Ternura.
-Un amigo me preguntó una vez: ¿Por qué Dios favorece tanto a los santos?
 La respuesta es muy sencilla: porque amaron mucho.
 El que ama tiene presencia de Dios.
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-También me han preguntado: “¿Por qué Dios no me escucha?”
 Y yo respondo con otra pregunta: “¿Escuchas a Dios?”
 El mismo Dios nos ayuda y orienta con su Palabra. Nos espera ilusionado.
 ¿Quieres que Dios te escuche?
Entonces debes hablar su idioma.
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Isaías nos da una clave importante, para que Dios nos escuche.
 "¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?
Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente.Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá:
"Aquí estoy." (Is. 58, 7-8)




Dios hace maravillas en la historia del hombre, dice el Papa


El Papa Benedicto XVI dedicó la audiencia general de este miércoles a reflexionar sobre el Salmo 126 "que celebra las grandes cosas que el Señor ha obrado con su pueblo y que obra continuamente con cada creyente" y que recuerda que Dios siempre hace maravillas en la historia de la humanidad.
En español el Santo Padre dijo que "este canto nos habla de la alegría del pueblo ante la obra de Dios, que lo restaura después de un momento de crisis en el que ha vivido un profundo sentimiento de abandono".
..... el obrar divino que como el agua "es capaz de transformar el desierto en un inmenso prado florido";.........



La intervención divina, cuando se manifiesta en su plenitud muestra una dimensión arrolladora, como los torrentes del Negheb y como el trigo en los campos, evocador éste último también de la desproporción típica de las cosas de Dios: desproporción entre la fatiga de la siembra y la inmensa alegría de la cosecha".
Benedicto XVI señala además que "este salmo nos enseña que debemos permanecer siempre abiertos a la esperanza y firmes en la fe en Dios. Nuestra historia, aunque a menudo esté marcada por sinsabores, incertidumbres y momentos de crisis, es una historia de salvación y de ‘restablecimiento de las suertes’".

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